Cómo tomar decisiones inteligentes

La indecisión es siempre imprudente. (Sun Tzu. El Arte de la Guerra)

La vida es una constante toma de decisiones. Vivir es decidir constantemente qué hacer. Si no lo decides de manera consciente, tu subconsciente lo hará por ti.

A diario debemos tomar decisiones simples, complicadas, decisiones dolorosas, triviales, decisiones importantes… Siempre hay que decidir.

No decidir nada por no saber qué hacer también es una decisión, de hecho es la peor decisión.

A veces tenemos que tomar decisiones que parecen arriesgadas o que son transcendentales; que tienen el potencial de cambiar por completo nuestra vida. Éstas nos suelen poner un poco nerviosos o incluso muy ansiosos.

Dicen que el tiempo lo decide todo, pero no es totalmente cierto. Somos nosotros los que decidimos.

El tiempo nos da espacio para pensar para, después, tomar la decisión.

Habrás leído, o escuchado, en multitud de ocasiones que donde estamos, lo que somos y tenemos ahora, es la consecuencia de las decisiones que hemos ido tomando a lo largo de nuestra vida. Por tanto, podemos afirmar rotundamente que las decisiones que tomemos a partir de este mismo momento darán forma a nuestro futuro.

Somos el producto de nuestras propias decisiones.

Como ya he expuesto en otros artículos, cada persona tiene el poder de decidir cuál es su propio destino ¿No te parece que es de vital importancia saber decidir bien?

¿Cuál es el momento adecuado para decidir?

Si esperas el momento cuando todo, absolutamente todo, lo tengas listo, lo tengas claro y no exista ningún tipo de riesgo o incertidumbre, nunca vas a tomar una decisión. Y esa es la peor de las decisiones: “No decidir por no saber qué hacer”. No esperes a que todo esté perfecto.

Pero tengo una buena noticia: a tomar decisiones ¡se aprende!. La lógica de pensar con claridad se aprende con la experiencia.

A continuación te doy unas sencillas pautas para que puedas tomar decisiones con inteligencia.

Toma nota:

  • Para tomar buenas decisiones tienes que reunir toda la información. Hazlo como si fueras un investigador. Recopila los datos y no extraigas conclusiones precipitadas.
  • Puedes hacer una especie de lluvia de ideas (aunque estés tú solo) para considerar todas las posibles opciones. Considera hasta la más descabellada o extraña, eso da tiempo al cerebro para pensar y hacer suposiciones.
  • Mantén la calma y la serenidad para dominar la situación. Que la situación no te domine a ti.
  • Las decisiones inteligentes empiezan con autoconfianza. Confía en ti y en tu capacidad para tomar buenas decisiones.
  • Trata de separar las emociones de la razón al tomar la decisión. Intenta pensar de forma crítica, pero amable.
  • Haz siempre un balance de ventajas e inconvenientes y ponlo por escrito. El cerebro funciona mejor cuando “ve las cosas”.
  • Cambia el “debería” por el “desearía”, funciona mejor para tomar decisiones.
  • Pide otra opinión, pero no des la tuya; primero escucha. Cambiar la perspectiva también ayuda.
  • Si debes decidir rápido primero respira y cuenta hasta 10 (o hasta 100). Y si lo puedes consultar con la
    almohada mejor.
  • Una cosa es ser optimista y otra confiado. “Prepararse para lo peor esperando lo mejor” es el lema de personas que toman buenas decisiones.
  • Analiza todo bien e imagina-visualiza las consecuencias. El cerebro así entrena y además te hace saber cómo te sientes con una u otra decisión. Entrena, ensaya e imagina antes de actuar.
  • La filosofía oriental dice que no hay decisiones buenas o malas. No hay necesidad de hablar sobre lo que se ha hecho, como no hay necesidad de culparse de lo que ya ha pasado. Esto quiere decir que “no te comas la cabeza” una vez que ya has actuado. No obstante, ten en cuenta que un buen estratega analiza siempre lo que ha pasado con el fin de aprender.
  • Recuerda que en la toma de decisiones los errores aportan más experiencia que los éxitos.
  • Piensa dos veces y actúa una.
  • A tomar decisiones se aprende tomándolas. Confía en tu intuición y en las ideas creativas, funcionan más veces de lo que imaginamos.
  • Crea tu propio patrón de decisiones: lugar en el que piensas mejor, postura corporal, andar en círculos, escribe o dibuja, hablalo, consúltalo con la almohada…
  • Pregúntate si lo que vas a decidir hoy te acerca al lugar donde quieres llegar mañana.
  • Haz una sesión de Coaching. Si dispones de un poco de tiempo, no se me ocurre una manera mejor de tomar una decisión importante. En la sesión de Coaching podrás explorar y sacar a la luz la información necesaria y ver las posibles opciones. Podrás incluso acceder a las información que te llega de tu intuición. Tomarás la determinación con todos los datos sobre la mesa.

Espero que este artículo te haya sido de utilidad, que te ayude a decidir con mayor rapidez y sabiduría. Y recuerda: no hay necesidad de culparse por lo que ya ha sucedido, por lo que decidiste en el pasado.

Y si sientes que no ha sido suficiente, si aún estás insegur@ o crees que necesitas servicios de coaching para comenzar a tomar las decisiones necesarias para cambiar algún aspecto de tu vida (personal o profesional) estaré encantada de ayudarte.

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